Número áureo


El número o proporción áurea o divina y se simboliza con la letra phi (Φ) es la proporción entre el lado mayor y menor de un rectángulo que puede descomponerse en un cuadrado y un rectángulo semejante, es decir, con la mismas proporciones que el que lo contiene. De modo que este rectángulo semejante puede descomponerse a su vez en un cuadrado y otro rectángulo semejante como se muestra en la siguiente figura.

Si le damos al lado pequeño del rectángulo valor 1, entonces se cumple lo que se muestra en la figura de abajo.
 
Como tenemos dos ecuaciones y dos incógnitas podemos hallar estas y más concretamente la que nos interesa que es Φ por un sistema de ecuaciones.



Puesto que nos ha surgido una ecuación de segundo grado (a·x2+b·x+c=0) donde a=1, b=-1 y c=-1 podemos hallar los dos valores de la incógnita a partir de la ecuación de resolución de las ecuaciones de segundo grado.




Descartamos el valor Φ2 porque una proporción no puede ser negativa por lo que el valor del número áureo es Φ1 que corresponde a:

1,618033988749887498948482045868343656381177203009...

También podríamos haber calculado el número a partir de un pentágono con una estrella de 5 puntas inscrita que también cumple la proporción áurea. Pero es más sencillo con rectángulos.

A esta altura os preguntareis qué importancia tiene este número como para que le hallamos dedicado un artículo en el que incluso nos hemos parado a hallarlo mediante una demostración de geometría y álgebra. Pues este número es una proporción que aparece en multitud de ocasiones en la naturaleza. Podemos encontrar varios ejemplos en el reino animal, como que es la proporción entre abejas macho y hembras en un panal o la distancia de las espiras de la concha de un caracol o un foraminifero. Entre los vegetales podemos encontrarlo en el número de elementos constituyentes de las espirales de las inflorescencias de las Asteroideas, la distancia entre las espirales que forman las escamas de la superficie de las piñas, las nervaduras de las hojas, la proporción entre el grosor de una rama y la rama mayor de la que ha salido. Y en el cuerpo humano podemos encontrarlo en la proporción entre la altura de una persona y la de su ombligo, la distancia del codo a los dedos y del hombro a los dedos, el diámetro de la boca y el de la nariz o el diámetro de los ojos y la distancia entre pupilas.

Los rostros o los cuerpos de las personas nos son más bellos si son más simétricos y respetan más la proporción áurea. Al igual que en los edificios o en obras de arte, como se puede apreciar en “la virgen de las rocas” de la portada con una estrella de cinco puntas.