Todos
vemos normal que los aviones vuelen, pero ¿Cómo pueden hacerlo si
están hechos de metal y pesan tanto? Pues la respuesta es sencilla,
hay una fuerza contraria y superior a la del peso. Esa fuerza se
llama sustentación y se debe al principio de Bernoulli.
El
principio de Bernoulli describe el comportamiento de un fluido
(líquido o gas) moviéndose. Dice que la energía de un fluido en
cualquier momento consta de tres componentes: cinética (energía
debida a la velocidad, v^2 · d / 2), potencial gravitatorio (energía debida a la
altura, d · g · h) y energía de flujo (energía debida a la presión, P).
(v^2 · d / 2) + P + (d · g · h) = constante
v = velocidad
d = densidad
P = presión
g = aceleración de la gravedad
h = altura
Esta
fórmula significa que si aumenta la velocidad del fluido, tiene que
bajar o bien la presión o bien la altura para que la suma sea
constante (que no cambie). Lo mismo sucede si varía la presión o la
altura.
Las
alas de los aviones están diseñadas para que al desplazarse, el
aire pase más rápido por debajo de esta que por encima, de modo que
la presión del aire en el ala tiene que ser más alta por debajo del
ala que por encima. Esta aerodinámica del ala hace que haya una
fuerza de presión neta que tire del ala hacia arriba, de ese modo
pueden volar los aviones.
Los
helicópteros funciona del mismo modo que los aviones pero el flujo
del aire no se consigue con el desplazamiento del avión entero si no
que son solo las aspas (homólogas al las alas del avión) las que se
mueven generando la fuerza de sustentación.