La comida ya no sabe igual que la de antes

Todo el mundo hemos escuchado alguna vez frases como “estos tomates no saben igual a los de antes” o “este pollo no tiene comparación con los de corral”. Pues esto es totalmente real, los alimentos que consumimos actualmente no tienen la calidad organoléptica química (sabor, textura, olor, etc.) de los de antes. Actualmente priman las propiedades organolépticas visuales (color, forma, etc.) que atraen al cliente en la compra y no las que dan calidad al alimento, como las propiedades organolépticas químicas o las propiedades nutricionales (vitaminas, antioxidantes, flavonoides, ácidos grasos insaturados, etc.).

Es verdad que en la publicidad actualmente se hace hincapié en las propiedades nutricionales de los alimentos, muchos de ellos enriquecidos, como la leche con omega 3, los alimentos con soja o los yogures con bífidus. Pues la realidad es que los alimentos actuales no son más nutritivos que los de antes sino que ahora se tiene en cuenta estas propiedades que antes ni se sabían que existían. Además la leche con omega 3 tiene muy poca de este ácido graso ya que un filete de pescado tiene la misma cantidad de omega 3 que 10 litros de leche, por lo que no sale rentable tomar esta leche enriquecida sino comer pescado habitualmente. Por otro lado, la soja es una leguminosa parecida al haba de toda la vida, ¿porqué tomar un vegetal importado pudiendo tomar otro autóctono con las mismas propiedades? Y respecto a los yogures con bífidus, todos los yogures tienen bífidus en mayor o menos medida, de hecho los yogures caseros tienen más de esta bacteria bífida que los comerciales que les añaden aditivos conservantes.

Podríamos hacer críticas a muchos de los alimentos que se comercializan aunque también alabanzas a otros. Sin embargo, el tema central de este artículo es la diferencias de sabor entre los alimentos actuales y los de antaño. El motivo es que se están cultivando variedades diferentes de vegetales o criando razas diferentes de ganado respecto a las de antes. Por ejemplo, solo de patata existen miles de variedades pero al mercado solo llegan una treintena y no todas en la misma región, de modo que en los supermercado podemos comprar entre 5 y 10 tipos de patatas a lo largo del año. Deberíamos ser un poco más exigentes y reclamar variedades más sabrosas y nutritivas y no bonitas y grandes.