Los poemas de Gilgamesh y Atrahasis

La epopeya sumeria de Gilgamesh es la narración escrita más antigua de la historia de la humanidad. Está ampliamente intrincada en nuestra cultura, ya que muchos textos de la Torá, Biblia y Corán están inspirados en los mitos de este texto y otros anejos. El poema de Gilgamesh cuenta lo siguiente:

El altivo, viril y vigoroso rey Gilgamesh, hijo de Ninsun y Lugalbanda, gobernaba la ciudad de Uruk oprimiendo a sus súbditos. Estos se quejaron a Anu, el dios del cielo, que encargó a esposa Aruru, diosa de la tierra, que crease a un héroe capaz de vencer al rey. De modo que esta creó a Enkidu modelándolo partir de arcilla. Enkidu era velludo y salvaje, y vivía en la estepa con los animales que eran su familia. Un día un cazador pidió ayuda a Gilgamesh porque el salvaje Enkidu rompía sus trampas y no podía cazar así que el rey encargó a Shamhat, una prostituta del templo de la diosa Ishtar, que sedujera al salvaje. Enkidu y Shamhat retozarón durante 7 noches, y al amanecer quiso volver con los animales pero estos huyeron al verle. Enkidu volvió con Shamhat que le explicó que los animales huían de él porque su inteligencia había despertado, y le contó sobre la tiranía a la que sometía Gilgamesh a Uruk. Así que Enkidu decidió enfrentarse al rey.
 
Los dos lucharon y finalmente Gilgamesh se rindió ante Enkidu, y el rey comprendió que aquel hombre era su igual. Se hicieron amigos, lo que cambió el carácter de Gilgamesh, y decidieron acabar juntos con los males del reino. Así que se enfrentaron a Ubaba, el demonio que custodiaba el bosque de los cedros, y Gilgamesh le cortó la cabeza. Cuando volvieron a Uruk el pueblo aclamaba a su heroico rey, de modo que Ishtar, la diosa del amor y la guerra, se fijó en él. Esta le pidió desposarse con él prometiéndole, riquezas, tierras y un poder absoluto sobre todos los hombres, pero él la rechazó con brusquedad haciendo alusión a como ella acababa por maldecir a sus amantes tras aburrirse de ellos. Ishtar le pidió a su padre Anu que castigara a Gilgamesh mandandole al toro del cielo, que aterrorizó a los habitantes del reino hasta que Gilgamesh y Enkidu se enfrentaron a él y lo mataron. Pero Ishtar les pidió a los dioses que los castigasen por matar al toro celestial y al guardián Ubaba. Los dioses se reunieron en asamblea y decidieron que uno de los dos héroes tenía que morir. Gilgamesh fue absuelto y Enkidu enfermó de muerte. Viendo Enkidu que se iba a morir maldijo a la prostituta por abrirle las puestas a la civilización que le había llevado a este destino final, pero antes de morir cambió la maldición por bendición al advertir los beneficios que la vida civilizada le había traído.
 
Con la muerte de su amigo, Gilgamesh enloqueció, se quitó sus caros ropajes y se vistió con una piel de león, y decidió ir de viaje en busca de Utnapishtim, el único mortal al que los dioses le habían dado el don de la inmortalidad, con la esperanza de que este le mostrara la forma de ser él también inmortal. Gilgamesh cruzó todos los países y todos los mares hasta que llegó a las orillas del mar de la muerte en el cual está la isla donde habita Utnapishtim. Este le dijo a Gilgamesh que la inmortalidad está reservada solo para los dioses y que nada se podría hacer. Este comprendió lo infructuoso de su viaje y se dispuso a volver a Uruk, pero cuando iba a embarcar Utnapishtim le reveló la existencia de una planta que devolvía la juventud al que la comía. Se ató dos piedras a los pies y se tiró al mar, en cuyas profundidades abisales encontró la espinosa planta, se quitó las piedras y el mar lo expulsó a la playa. Acompañado de Utnapishtim se dirigió a su reino para compartir con sus gentes la planta. Tras mucho camino se detuvieron y prepararon para la noche. Mientras el rey se bañaba en un pozo, una serpiente atraída por la fragancia de la planta salió del agua y se la arrebató, por eso las serpientes cambian de camisa, porque rejuvenecen. Gilgamesh regresó a Uruk con las manos vacías donde permaneció hasta que los dioses decidieron que había llegado su hora como cualquier otro mortal.
 


En el poema de Gilgamesh aparecen varios personajes comunes con el poema de Atrahasis, como por ejemplo, Utnapishtim (o Atrahasis) y Aruru (o Belit-ili), como podéis comprobar:

Los dioses menores tenían que hacer todo el trabajo pesado. Tras 3600 años estos dioses se declaran en huelga y rodean el templo del dios supremo Enlil al que su ayudante Nusku, el dios del fuego y la luz, le aconseja reunirse con los dioses mayores Anu, dios del cielo, y Enki, dios del agua. Los dioses deciden sacrificar a Geshtu, el dios menor de la inteligencia, para que la diosa Belit-ili cree con su sangre y arcilla a 7 hombre y 7 mujeres de los que desciende toda la humanidad para que hicieran los trabajos pesados que antes hacían los dioses menores.

Tras 1200 años la humanidad se había reproducido tanto que hacía demasiado ruido y Enlil no podía dormir. Enlil manda una pandemia que acabe con la humanidad y el humano Atrahasis pide ayuda a Enki que le aconseja que la humanidad deje de rezar a todos los dioses y se concentren en Namtar, el dios de las enfermedades, el cual se avergonzó y paró la pandemia.
 
Tras otros 1200 años, la humanidad superviviente se ha vuelto a multiplicar hasta el punto de hacer de nuevo ruido y Enlil manda una sequía para reducir el número de habitantes. Manda a Adad, el dios de la lluvia, que contenga las lluvias. De modo que Atrahasis, que sigue vivo porque ha recibido el don de la inmortalidad por salvar a la humanidad anteriormente, apela de nuevo a Enki que le aconseja concentrar la adoración en Adad que se siente avergonzado, y libera la lluvia.

Tras otros 1200 años, la humanidad vuelve a ser demasiada y Enlil quiere asegurarse que ningún dios pueda debilitar su resolución. Entonces declara un embargo general de los regalos de la naturaleza, es decir, Anu debían guardar el cielo, Enlil la tierra, y Enki las aguas, para que no haya disponible ningún alimento. Además, Enlil decreta la infertilidad haciendo que se estreche la vagina para que no puedan salir los bebes del útero. Atrahasis pide ayuda a Enki que libera pescado a las aguas para saciar la hambruna.
 
Enlil se enfada con Enki por desobedecerlo y le ordena que personalmente cree una inundación que destruya la humanidad de una vez por todas. Enki le cuenta el plan a Atrahasis y le dice que haga un barco para que se salve. Este se busca una escusa para salir de la ciudad sin que nadie sospeche y construye un barco donde mete una pareja de cada animal y a su familia.

La diosa Belit-ili llora a su querida y difunta humanidad. Atrahasis desembarca y hace un sacrificio que atrae a los dioses que estaban pasando hambre. Enlil se enfada y Enki confiesa que advirtió a Atrahasis. Finalmente Enki consigue persuadir a Enlil para que solucione el problema de una manera menos drástica. Para controlar la población se decide que un tercio de las mujeres no den a luz satisfactoriamente, algunos bebes se los lleve el demonio Pasittu, y que algunas mujeres se hagan monjas y tengan prohibido tener hijos.


En el mito de Enki y Ninhursag aparecen algunos personajes comunes con los dos poemas anteriores, como Belit-ili que en su matrimonio con Enki se hace llamar Ninhursag al igual que en su matrimonio con Enlil se hace llamar Aruru.
 
Enki y Ninhursag vivían en Dilmun, el jardín de los Grandes Dioses y paraíso terrenal. Ellos tuvieron una hija llamada Ninsar. Ninhursag se divorció de Enki y este, en su soledad, decide seducir a su hija Ninsar y tiene relaciones sexuales con ella, dándole una hija llamada Ninkurra. Enki, seduce esta vez a su hija-nieta Ninkurra y tiene con ella una hija llamada Uttu. Enki intenta seducir a su hija-bisnieta Uttu haciéndose pasar por el jardinero y emborrachándola.

Uttu, enfadada con su padre, le cuenta el problema a su abuela Ninhursag que se enfada también y extrae el semen de Enki de la vagina de Uttu, y lo planta en la tierra germinado ocho plantas. Enki vió un día las plantas en el jardín, preguntó a su consejero Isimud por ellas, y éste las cortó para dárselas de comer. Estas hicieron enfermar a Enki en 8 partes de su cuerpo.

Finalmente Ninhursag, convencida por Enlil, perdona y sana a Enki creando 8 dioses para que le curaran cada una de las partes de su cuerpo: Abu, la cabeza; Nintulla, el pelo; Ninsutu, la nariz; Ninkasi, la boca; Nazi, los genitales; Dazima, las manos; Ninti, la costilla/vida (son la misma palabra en el idioma original del texto) y Enshag, su inteligencia.



Se puede apreciar que en estas 3 historias hay elementos que se asemejan a los de los textos sagrados occidentales, como las plantas mágicas y prohibidas, la serpiente, los iguales que se pelean acabando por morir uno de ellos, la costilla, el barro primigenio, el jardín del paraíso, el diluvio y el barco, etc.